sábado, noviembre 02, 2013

Siguió la experiencia

El miércoles y el jueves fueron los últimos dos días que fuimos a dar clases. Después de la amplia crítica que escribí sobre los maestros y la educación en México quiero enfocarme más en lo que aprendí de esta experiencia. Antes que nada, no pensé que una clase llevara tanto tiempo de planeación, cada clase la preparábamos mínimo en una hora diaria; me di cuenta de lo importante que es planear las cosas para que todo salga como lo tienes pensado, pues si no lo haces el tiempo se te viene encima en plena clase y luego no sabes ni qué actividades enseñarles a los niños. En total fueron 4 horas de planeación y las otras 8 horas de clase que no anoté en el post pasado, dando un total de 12 horas CAS.

Dar clases es mucho más que saber sobre el tema, empieza desde llegar temprano y aprovechar todo el tiempo que tienes con ellos. Me pasó varias veces que empezaba la clase y cuando volteaba a ver el reloj ya había pasado todo el tiempo de clase y eso me frustraba al principio porque no pude enseñarles todo lo que quería. Me di cuenta de la importancia de hacer una tarea, desde el punto de vista del maestro; al hacer la tarea pueden avanzar mucho más rápido porque ya tienes una idea de lo que verán en clase. Además mientras más practiques, mejor te va a salir en un examen.

Todos los niños tienen una idea y una forma diferente de aprender, es un trabajo muy difícil tratar de integrar todas esas formas en un solo salón. Tienes que encontrar diversas formas de enseñar algo dependiendo del aprendizaje del estudiante. Hubo días en los que se me acercaban los niños a preguntarme por qué la respuesta no coincidía con lo que escribieron, al principio les explicaba a todos de la misma forma y veía la cara de satisfacción de unos y de duda de otros, así que a partir del día dos me fijé en cómo entendían mejor individualmente y las apliqué a cada uno. Algunos aprenden viendo, otros por pura lógica, otros más escuchando y los que me fue más difícil enseñar, con analogías. Es verdaderamente frustrante ver que un niño no entiende lo que le estás explicando, ver su carita de duda y que no sepas cómo más enseñarles.. Aprendí que todo esto educa la paciencia. 

El último día quisimos hacer una clase muy diferente, una clase que hablara sobre la vida que los está esperando. Para mi gusto fue nuestra mejor decisión, pues algunos tenían los sueños visualizados pero no las ganas, ni el hambre de querer cumplirlos y mucho menos de seguir aprendiendo en la escuela. Fue la clase más bonita, pero la más difícil para mi pues como mencioné en el post anterior debes ser sumamente cuidadoso para utilizar las palabras correctas, que los hará escuchar. Les llevamos hojas de colores, sobres, dulces, unas frases recortadas y lo más importante: les llevamos una voz. Voz que tal vez le dio sentido a sus sueños, que les dio fortaleza para enfrentar los problemas que probablemente no le cuentan a nadie, les dimos una voz que fue pensada para inspirarlos. Les hablamos de los obstáculos que habrían en su camino, pero que todos ellos pueden ser superados con una simple condición: si ellos quieren superarlos. Encendimos la llama dentro de ellos de buscar lo que desean y no solamente buscarlo, sino luchar por eso. Les recordamos que no hay nada más importante que creer en ti mismo, pues nosotros somos los que nos ponemos las pruebas. Y para mi gusto lo más importante que les dije fue que no importa cuántas veces les digan "no", aún cuando hayan sido 99 veces, se necesita 1 solo "sí" para cumplir los sueños.

Creatividad: 12 horas    Acción: 12 horas    Servicio: 12 horas

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