Esta semana no pude entrenar, por dos razones; la primera, es que, debido al frío, me dolía muchísimo la cadera. La segunda, porque están arreglando la cancha de soccer. Esto último me puso a pensar realmente que las circunstancias en la vida, no solamente nos definen, sino que pueden alterar cualquier tipo de plan. No me refiero solamente al hecho que no pude entrenar en la semana, sino algo mucho más personal, pues hay cosas que definitivamente no puedes controlar, por más que así se quiera. Me hizo pensar en lo afortunada que soy de poder despertar diario, de tener familia, de estar completamente sana, que puedo ayudar a las demás personas y que tengo la capacidad económica y mental de estar en la escuela que quiero, en el programa que quiero.
Son muchísimas cosas que se dan por hecho y que no me gustaría valorar hasta que las pierda; al contrario, me gusta estar consciente de lo que tengo y agradecer en los momentos que lo siento. Es importante tener los pies en la tierra, dejar de quejarte por cosas banales, por cosas que no tienen un sentido trascendental, o que si sí tiene ese sentido, saber cómo influye en ti y cómo es que puedes solucionarlo. Es agradable que se pueda aprender aún de una actividad que no pude completar como de costumbre, que me haga pensar siempre y que, al menos a mi parecer, me mantenga con los pies bien puestos en la tierra.
Acción: 2 horas (por la falta de entrenamiento de un día en la semana)
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