Esta es una buena adicción, lo prometo; hacer ejercicio. Yo creo que lo que más me apasiona de hacer ejercicio es que nunca vas a dejar de mejorar en lo que hagas; no existe forma de que empeores con cada entrenamiento, es algo que viene por sí solo. En este caso, hablo directamente sobre el fútbol. Hay gente que nace con un don, pero nadie nace teniendo la técnica. Todos hemos pasado por el proceso de mejoramiento.
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La pasión manda |
En la vida de un futbolista, es básico que te haya pasado lo siguiente: todos hemos fallado un gol, todos han hecho un mal pase o han accidentalmente apuntado el balón a la portería incorrecta. Sin embargo, mientras más entrenes, practiques y pulas la técnica, estos errores dejan de ser tan comunes. Empiezas a interceptar pases, a acomodar centros o a atreverte a hacer una chilena para asegurar el gol. Este es mi caso y ha sido mucho más evidente al haberme metido al entrenamiento de hombres. Al principio me daba entre pena y miedo entrenar con ellos; miedo por que todos me sacan aproximadamente una cabeza de altura o incluso más y pena por no querer fallar ante ellos. Y me seguía pasando hasta que me dejó de importar lo que pensaran de mi y empecé a jugar con gusto, sin presiones.
En el entrenamiento pasado, orgullosamente les presumo, que jugué muy bien. Sé que suena egocéntrico, pero también hay que saber aceptar cuando hiciste algo bien, aunque obviamente tienes que aprender a controlarlo. Intercepté varios pases importantes, ya que con los hombres juego de defensa y tuve la oportunidad de detener varios goles. Les presumiré también que ganamos ese entrenamiento, hubo buena comunicación entre mis compañeros y yo me esforcé al máximo para alcanzar los balones. No les voy a mentir, hubo momentos en que verdaderamente sentí que la cadera no me daba para más y en esos momentos recordé una frase que alguien me dijo: "Aún cuando estás entregando el 100%, siempre tienes algo más por dar." Así que me puse a prueba y quiero decirles, que verdaderamente siempre tenemos un poco más por dar.
En ese mismo entrenamiento, me estrellaron contra la pared y sorpresivamente no me quité. Esto significa que ya no me da tanto miedo quitarles el balón, aún cuando son hombres, porque me tratan de cuidar y miden su fuerza. Aunque como es de esperarse, a veces la pasión les gana y se les olvida que soy mujer (como en este caso) y me estrellaron por quitarles el balón. Afortunadamente no me pasó nada, simplemente fue el impacto del golpe y siguió la jugada. Se que es evidente pero no puedo dejar de escribirlo, me ENCANTA hacer ejercicio. Para muchos esto significa un reto, pues no les gusta hacer un esfuerzo; pero para mi significa todo lo contrario. Encuentro en el ejercicio la paz y relajación que no encuentro al ver la tele. Esta semana fui a mis dos entrenamientos.
Acción: 4 horas
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